RUTA: MURALES DE SILOÉ

NACE UNA IDEA

Hace treinta y nueve meses trabajo con la comunidad de la Comuna 20 de Santiago de Cali, eso es tres años y tres meses; Yo soy Profesor en la Institución Educativa Multipropósito y cuando llevaba tal vez tres meses en mi lugar de trabajo uno de mis compañeros, quien además es habitante y líder comunal de la comuna 20, programó una salida pedagógica con un grupo de estudiantes. El propósito era caminar las calles para reconocer sus lugares y generar en los estudiantes sentido de pertenencia por el territorio que ocupan.

Ese día aprendí y viví muchas de las cosas que un estudiante o habitante de la loma, como se le llama al Gran Siloé, debe lidiar todos los días. Ese día comprendí lo duro que resulta caminar por sus calles, callejones y escaleras, se debe tener un estado físico óptimo para subir y bajar.

Luego tuve la oportunidad de cubrir un evento de Downhill que iniciaba en el tanque de la estrella y finaliza en el plan, así se le llama a la parte baja de la loma, a un lado del parque de la horqueta. Aquel día me llamó la atención la cantidad de graffitis y murales que me encontré en el camino de bajada. Mientras bajaba tomando fotos nació la idea de recorrer las calles identificando los murales y entrevistar a los artistas para que me contaran qué los motivó a llevar a cabo esas obras. Esto fue en diciembre de 2018.

Luego fui en un recorrido de identificación del territorio con algunos maestros compañeros y estudiantes y este recorrido finalizó con un gran almuerzo en el parque del Muro «Yo Amo A Siloé» mientras se llevaba a cabo la actividad me propuse hacer el documental de los murales… Esto fue por allá en agosto de 2019, pero entre ocupaciones laborales y otros proyectos audiovisuales fui postergando la realización de esta idea.

LA CUARENTENA

El año 2020 inició y con él llegaban nuevos propósitos, que la consolidación de la ruta de avistamiento de aves del embalse del Río Cañaveralejo, que los murales de Siloé, que la marca de ropa, que los proyectos audiovisuales con mis estudiantes del colegio, pero de la nada un eco que llegaba de la China empezó a convertirse en una realidad latente para la China, Europa y rápidamente para América y finalmente para Colombia. Un tal Covid 19 nos mandó a encerrarnos en casa para cuidarnos y evitar contagiarnos de un virus que para esos días era mortal.

Ahora estaba con mucho tiempo que repartía entre atender a mis estudiantes a distancia y pensar cómo era todo antes de ese marzo 15 de 2020 cuando nos mandaron para la casa con un sálvese quien pueda.

Debo confesar que pasaron muchos días antes de sentir ganas por tomar mi cámara y registrar algunas fotografías. Aunque en casa estábamos bien de salud, nuestras emociones no estaban al 100%. Un día Jorge Orozco, amigo y fotógrafo, propuso en el grupo de WhatsApp de CaliObtura, un reto de fotografía al cual me le medí y después de casi 3 meses saqué mi cámara y asumí con responsabilidad este reto que Jorge nos propuso. Cuando menos pensé andaba otra vez en medio del encierro de la cuarentena con la cámara en la mano… los disparos empezaron a llegar. 

LA IDEA SE CONCRETÓ

Para no hacer tediosa está historia me adelantaré hasta el mes de junio de 2021. Me encontré un anuncio en alguno de los grupos de WhatsApp en los que estoy, donde invitaban a participar de un diplomado que Estudios Takeshima organizaba. Me postulé y afortunadamente me aceptaron en el diplomado Smart Stories.

Por estos días empezábamos a planear el regreso a clases al colegio y eso marcaba el fin de esa etapa de trabajo a distancia con mis estudiantes.

Empezó el diplomado y con él las ideas se agitaban en mi cerebro; literalmente tuve dos noches de poco sueño concretando la idea del proyecto audiovisual que quería hacer como entrega final del diplomado. La idea estaba supuestamente lista y debía esperar el día que nos darían las orientaciones para la escritura del guion. El sueño había regresado y entre apuntes en mi agenda había algunas ideas que no quería dejar pasar.

En este punto no había considerado mi proyecto pendiente de 2019, el de los murales de Siloé, todo iba por el camino de un filminuto, luego comprendí que esa idea, aunque parecía sencilla resultaba muy complicada dado esos 60 segundos mortales para mostrar el inicio, nudo y desenlace de una historia.

Una noche en medio de ese tiempo de intimidad con Dios, Él me dijo no te olvides de la Ruta de Murales de Siloé, yo quiero que cuentes esa historia. Y de una vez me dio el nombre del documental. El tiempo me ha enseñado que cuando el Jefe habla debo hacer lo que Él me dice.

A través de Diego Ruiz, mi compañero de trabajo que mencioné al inicio, le pregunté inicialmente por un artista que firma en sus murales como ApuSiloe a lo cual me respondió que sí lo conocía y me dio su contacto. me dispuse a contactarlo, pero descubrí que estos artistas son muy itinerantes; por sus desplazamientos y zonas donde debía llevar a cabo su trabajo la comunicación era muy escasa razón por la cual acudí de nuevo a Diego para preguntarle por otro artista que el conociera.

En este punto me preocupe mucho porque quien llegue a pensar que podía ser mi protagonista del documental ya no lo era y todo volvía a quedar como al inicio.

Diego me puso en contacto con Wilson Silva y de nuevo comencé con hacer contacto y establecer comunicación; lo primero que hice fue enviarle un mensaje de audio por whatsapp y para sorpresa y tranquilidad mía el respondió. Le conté cual era la idea y muy generosamente Wilson accedió a colaborarme con la realización de mi producto audiovisual.

EL TIMELAPSE

Quería comenzar con un amanecer desde la loma y cerrar con un atardecer y entrada de la noche; pero poder hacerlo implica desplazarme a la zona y llevar a cabo el trabajo, pero no contaba con la disponibilidad de tiempo para hacerlo. Fue entonces cuando recordé a Juan David Bolaños, un estudiante egresado del colegio a quien le pedí el favor de hacer la grabación de un amanecer y un atardecer con el cual haría el timelapse de apertura y cierre del documental.

EL DIA

Nos pusimos de acuerdo y fijamos el 07 de agosto de 2021 como el día para el rodaje, pero como les había dicho antes estos artistas tienen una agenda de trabajo muy ajustada y viajan mucho. En una llamada que le hice para ajustar detalles me dijo que para ese día no alcanzaba a llegar de donde estaba. Para ese fin de semana en mi trabajo nos había dicho que la semana siguiente iniciábamos de nuevo con los estudiantes después de 15 meses de trabajo desde casa.

La vaina se complicaba y solo tenía una sola oportunidad salía a grabar, si o si el martes 10 de agosto. Me lancé y le dije a Wilson, hagamos esto el martes desde las 8 am y él me respondió afirmativamente. Ahora estaba comprometido con mi documental, pero debía pedir permiso en mi trabajo para poder ir a grabar.

Dos años después de pensar en la idea ya estaba a punto de llevarla a cabo y no podía dejar pasar la oportunidad, a esto se llama el punto de no retorno, y como si fuera un final de ciclismo de etapa plana me lance al embalaje final metiendo todas las ganas, fuerza y disposición; aquí no había ni tiempo ni espacio para fallar era todo o nada.

Previamente y con la autorización de MetroCali lleve a cabo unas tomas en las estaciones del MioCable y grabé la presentación; ahora me dirigía a la Estación Lleras Camargo en compañía de Felipe Mosquera (Zakiel) como asistente de grabación para darle final a la idea con la grabación que tenía programada según el guion que le entregue a Jaime Quintero el profesor que estudios Takeshima nos había dispuesto para el diplomado.

Felipe, además de asistente de grabación también iba con el propósito de vivir la experiencia de caminar la loma porque le había pedido el favor de componer y cantar el tema principal de mi documental (Graffiti).

Comenzamos en el tanque de La Estrella, la misma que brilla en lo alto de la loma y se puede ver desde cualquier punto de Cali, bajamos al muro Yo Amo A Siloé, luego visitamos el barrio Venezuela para ver el mural del Polaco y finalizamos en la pared del cementerio de Siloé; y así vio la luz “La Ruta: Murales de Siloé” Un documental hecho con mucho corazón cuya firme intención es ayudar a visibilizar el arte urbano que hay en Siloé, las expresiones que nacen en sus habitantes y los gritos de quienes a diario viven en este sector de nuestra Cali Bella.

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